lunes, 21 de mayo de 2007

NAUFRAGIO ( Original Yurlen Rondon)


Desde esta orilla puedo ver las golondrinas volando.

Parecen cruces negras, que ironía.

Si llegás a ver a los chicos, decíles que nunca pensé que habían cosas más importantes que las que planeábamos.

No sé, es que llevo tantos días naúfrago en esta orilla, con tanta sed y con el cuerpo tan magullado y quemado, que no me queda más remedio que empezar a recordar cosas que se me habían olvidado...

Como cuando el viejo me llevaba a pasear por el malecón, y me decía ¡allá está Inglaterra!

¿Inglaterra?

Pero que viejo éste.... El viejo está convencido que aquello es Inglaterra y no quiere que nadie le lleve la contraria...

Siempre me dijo que esa manía mía de contradecirlo todo me iba a matar, pero se equivocó, ya lo ves…

El viejo es casi analfabeto, qué sabe él de historia, qué sabe él de nada... si lo más interesante que ha leído en toda su vida es la sección de Deportes de la prensa..

Y yo al menos ya leía Mafalda desde chico, como ése que vimos aquí mismo ayer.

Volviendo a lo del viejo, le he discutido mil veces que Inglaterra no está allí.

He recurrido a libros de historia, de geografia, pero no hay caso...

Apenas me veía sacar los libros de la Universidad me miraba con sus ojos de borrego y me decía que más importante era trabajar, que la vida es demasiado dura.

Que de esta estupidez que hago a la larga no se come.

Además el viejo discute demasiado con la vieja.

Me atormentaban con la eterna discusión, que si la plata no alcanza, que si hay que aceptar la vida como es y vos lo olvidás siempre, Matilde.

Ya nadie recuerda los sueños. Soñar da miedo y la memoria también. La memoria puede olvidar ¿no?

Carlos Enrique y sus amigos tienen la culpa, me han dicho.

¿Qué querés que diga?

Nos inducía, Che, nos inducía y vos lo sabés mejor que nadie porque vos también sos culpable.

Llegué a oir que lográbamos vivir sin trabajar mucho porque vendíamos marihuana ¿Qué querés que te diga?

Necesitábamos tiempo libre para soñar. Nosotros creíamos en los sueños, maldita sea.

Claro, había quien creía que vendíamos sueños: ¿Quién duda que algunos chicos sólo saben soñar con la marihuana?

¿Qué querés que te diga?

Que mierda.

Mi viejo también sabía soñar, pero de tanto comer realidad empezó a vomitarla.

Luego la casa entera olía a naúsea. ¿Qué querés que te diga?

El viejo se sentía muy solo cada vez que la vieja volvía cansada de la plaza.

Tanto trabajar para que los chicos salieran adelante y que si quiero que vivan lo que yo no he vivido, decías Matilde, y todo ¿para qué?

Para nada.

Que si vos te cansas mucho Matilde aceptá que de nada vale seguir soñando con el hijo, deja eso ya...

Sí, sí, sí, claro que luchábamos, maldita sea.

La vieja se la pasaba con sus amigas en la plaza en vez de quedarse en casa y yo sentía mucha rabia, maldita sea...cada vez que mi vieja salía a la plaza, el viejo se sentía más solo y amargado...

Mierda, ya no me provocaba pasar a visitar a los viejos porque salía de alli sintiéndome…
vos lo sabes...culpable.

De pronto dejé de ir.

Desde entonces, sueño con la vieja doblemente desesperada: búscalo acá, búscalo allá,que si en la policía..

Matilde, buscalo en la cárcel, ¿acaso creés que es mentira que el chico vendía marihuana?

Maldito viejo.

Me sigo sintiendo culpable.

Mis viejos me decían dejá la Universidad y empezá a vivir una vida decente si no querés que te pase lo mismo que a Alberto …que me pusiera a trabajar en el taller del viejo y que si la plata y que si el futuro.... que esto no vale la pena.

Pero yo la pasaba demasiado macanudo con los chicos. Y con vos......La pasábamos como podíamos, vos lo sabés bien, Ché... No teníamos nada, pero a cambio cantábamos canciones, hacíamos poemas...

De vez en cuando tomábamos cervezas y fumábamos un poco…¿Eh? un poquito no mata a nadie...

Vos siempre estabas ahí con nosotros, Ché, pensábamos que eras nuestro amigo...

La pasábamos macanudo, Ché,

Juramos silencio hasta la muerte y ahora vos me haces esto ¿Por qué, Ché , decíme por qué?

Y el milico me dice que si siga confesándote donde están los demás, Ché, que si no lo hago me quema, dónde están los demás que si tenemos conexiones, no lo sé, por favor..

Hasta la victoria siempre, Comandante.
….

¿Alberto? Sacáme de este lugar, tengo mucho miedo, me quiero ir con vos, lleváme donde la vieja, que la quiero abrazar, lleváme a comer sopa caliente...

La vieja se la ha pasado buscándote Alberto.

¿Lo sabías? ¿Dónde estabas?

Y yo me sentía muy solo. Como el viejo.

Volvamos a casa.

Pero antes, vayamos a la Plaza de Mayo, puede que allí esté la vieja.

Pero también quiero ir con vos a fumar marihuana, recordá que una vez me lo prometiste...
Yurlen Rondón (2002)

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